Don Zenón de Somodevilla y
Bengoechea, conocido como el Marqués de la Ensenada, fue
el artífice de las grandes reformas administrativas.
Nació en Hervás (La Rioja) el 2 de
junio de 1702, y murió el 2 de diciembre de 1781 en Medina del Campo (Valladolid).
Este genial ministro, fue nombrado por
Isabel de Farnesio siendo la mano derecha de Fernando
VI, quien le confió los Ministerios de Hacienda, de la Guerra, de la Marina e
Indias y de Estado.
Ingresó en la marina a los 18 años
recibiendo su primer nombramiento en 1720 como
supernumerario de la Marina, José Patiño, desde su cargo
de Intendente General de la Marina, descubrió las dotes
de este futuro ministro, y en 1728, Patiño lo nombra
Comisario Real de la Marina, cargo que ejerce hasta
1730.
En Julio de 1731, reorganizó las escuadras del
Duque de Montemar y Blas de Nero, destinadas a la
reconquista de Oran.
En Mayo de 1733, le dan el cargo
de Ministro Principal de la Armada, con el objetivo de
conquistar los reinos de Nápoles y Sicilia, para el
Infante Don Carlos. Terminada esta misión con un gran
triunfo, como agradecimiento a los servicios prestados,
el 8 de diciembre de 1736, le dieron el título de
Marqués de la Ensenada.
La muerte de José Patiño, no frenó su
carrera, siendo nombrado para desempeñar diversos e
importantes cargos.
En 1742, tuvo que trasladarse a
Italia, como secretario de Estado y de Guerra del
Infante Don Felipe.
Felipe V, le destinó a
secretarias de Guerra, Hacienda, de Marina e Indias,
cargos que desempeñó junto con el de Lugarteniente
General del Almirantazgo.
El Marqués de la Ensenada,
entró de lleno en la estrategia de Isabel de Farnesio,
para colocar al segundo infante en un trono italiano. En
Julio de 1746, muere Felipe V, y con él, el fin de la
soberanía farnesiana, siendo obligada a abandonar la
Corte Isabel de Farnesio.
Fernando VI, nombró a un nuevo
ministro, José de Carvajal, un nuevo confesor, el
jesuita Rávago. Por otra parte, el Marqués de la
Ensenada fue ganándose a Fernando VI, consiguiendo
convencer al monarca que era el elegido, el primer
Borbón español destinado a restaurar la grandeza
de España. Su mayor obra fue la de conseguir la
reorganización de los astilleros y la construcción de
grandes e importantes buques de guerra. En 1748, el
marqués de la Ensenada, redactó sus dos grandes obras
legislativas, La Ordenanza de Montes y Las Ordenanzas
Generales de la Real Armada.
El programa de construcción de navíos,
empezó a dar inmediatamente resultados, tanto es
así, que en el periodo (1750-1759), se
construyeron cuarenta y un navíos, de cincuenta
cañones cada uno, cifra esta que situó a la
monarquía en condiciones de garantizar la defensa del
Imperio.
El Marqués de la Ensenada, ocupa un lugar de
privilegio en la historia de la Marina Española, pues su
programa de construcción naval que fue iniciado por José
Patiño, significó la resurrección de la Armada
Española.
Como Ministro de Hacienda, también
realizó una extraordinaria labor, consiguiendo sacar a
España de un sistema económico medieval, reformando el
sistema fiscal y creando una contribución única,
realizando el Catastro de la Ensenada, que fue un
instrumento de cambio social, gozando de una gran
credibilidad, siendo actualmente una fuente de
referencia en España.
El 10 de diciembre de 1749, Fernando
VI firmó el decreto, dando así comienzo a la gran
reforma fiscal, siendo este Catastro el compendio de la
riqueza pública, que se realizó en las provincias
castellanas, en el periodo (1750-1756), aunque el
objetivo era fiscal, pues se trataba de averiguar las
riquezas de los pueblos y sus gentes, asentando un
sistema impositivo mas justo, ya que obligaba a
contribuir a nobles y clérigos.
Estas averiguaciones
catastrales, incluían las propiedades del clero y la
nobleza, pues una de las obsesiones del Catastro era la
de averiguar la riqueza del clero, lo que el Marqués de
la Ensenada llevó también al Concordato que estaba
negociando con el Vaticano.
Abordando un amplio programa de
reformas, el Marqués de la Ensenada, favoreció el
comercio con las Indias, el fortalecimiento del Ejército
como base del mantenimiento de la paz, realizó muchas
obras públicas, entre las que destaca el Canal de
Castilla y el camino del puerto de Guadarrama. Protegió
a los sabios, reformó las universidades y creó el
colegio de medicina de Cádiz.
Fue nombrado Notario de los Reinos de
España, Lugarteniente General del Almirantazgo y
Superintendente General de las Rentas Generales de
Millones del Reino, pero todo esto no le sirvió con
Fernando VI, ya que Zenón de Soldevilla, tuvo que
abandonar todos sus poderes el 20 de julio de 1754, en
el que fue desposeído de todos sus bienes y patrimonio
por la “crisis portuguesa”.
En 1759, con la venida de
Carlos III, se levantó el destierro y la confiscación de
sus bienes.
El reinado de Carlos III (1759-1788),
ha sido considerado como el mejor de la Monarquía
Ilustrada, ya que el Monarca había reinado durante
veinticinco años en Nápoles, adquiriendo una experiencia
de gobierno, lo que le permitió incrementar el peso de
la Monarquía.
El motín de Esquilache, el 23 de marzo
de 1766, el Marqués de la Ensenada fue confinado en
Medina del Campo, donde murió a la edad de ochenta
años.
Economía y sociedad en el siglo
XVIII.-
El conocimiento de los hechos
históricos que han sucedido a través de los tiempos en
la villa de Mambrilla, a pesar de que no soy natural de
ella, siempre me han producido una gran inquietud y
ansiedad por conocerlos. Por eso ahora que me encuentro
en una fase de mi vida mas tranquila y con mas tiempo
para poder ampliar mis conocimientos, trato de averiguar
como vivían aquellos vecinos, que es lo que producían
para su sustento o que es lo que compraban y vendían, su
forma de vida, así como los estratos sociales de los
labradores, hacendados y jornaleros, pues en nuestro
pasado podemos encontrar algunas de las claves que nos
ayuden a comprender nuestro presente.
Según consta en el Catastro de la
Ensenada, en Mambrilla de Castrejón la Comisión se
reunió un 12 de diciembre de 1751, y sus componentes
fueron contestando a cada una de las cuarenta preguntas
que forman el mismo las cuales nos permiten apreciar con
mayor precisión aspectos fundamentales de lo que ocurría
en esta villa a mediados del siglo XVIII.
En el,
podemos apreciar que Mambrilla era un pueblo agrícola,
de señorío y un poco de ganadería para su consumo,
en donde el viñedo jugaba un papel importante en su
economía.
Tres calidades de tipo de terreno
existían en su término, eran de primera, segunda y
tercera calidad, comenzando su ciclo de siembra por el
trigo, excepto el las tierras malas, en las que tras el
segundo barbecho, se dedicaban a la siembra de cebada u
otros cereales.
Los barbechos, ocupaban la mitad del
terreno de siembra, distribuyéndose por todo el
campo.
El viñedo, que ocupaba la mayor parte
del terreno, como producía todos los años, duplicaba su
valor con respecto al terreno de sembradura, que lo
hacía cada dos años.
El viñedo se cultivaba de forma
manual, exigiendo cuidados a lo largo de todo el año, de
él, se obtenía el producto que era imprescindible para
su alimentación y les permitía obtener unos
ingresos por su venta a otros pueblos.
Las casas de tierra o adobe, tenían en
la parte de abajo la cuadra y encima la vivienda, aunque
la cocina y algún cuarto se tenían también en la parte
baja. La cuadra, en la que normalmente siempre
había un par de animales, en invierno se convertía en un
elemento de calefacción animal, aparte del fuego.
La economía se basaba principalmente
en el cultivo del cereal y la vid, pero hay otros
elementos que también contribuyen a la subsistencia,
como era el ganado para la venta o labor, e
incluso los mas pobres disponían de una cabra para
el consumo lácteo, o un cerdo, para el suministro de
proteínas, también algún hatillo de ovejas, que salían a
pastar en rebaños, llevados por un pastor o cabrero, el
cual recibía un salario fijo.
Los impuestos, muy especialmente los
diezmos y alcabalas, incidían negativamente en la
economía de los labradores y ganaderos, ya que todas las
producciones pagaban el diezmo y además como se vendía
una parte del vino, tributaba con los impuestos
habituales.
En conjunto, los diversos impuestos
suponían alrededor de un veinte por ciento de los
ingresos, pues al diez por ciento del de los diezmos, se
sumaba el siete por ciento de los derechos del Conde de
Siruela y el resto para el pago de alquileres y tasas
municipales.
LA TRANSCRIPCION.-
En la trascripción de este documento,
he procurado respetar los rasgos propios de
la ortografía de la época, como lo es
el uso de la th o ph, para las letras
de la t y f, o el empleo indistinto de la c y z o b y v,
así como la manera que lleve a escribir la misma palabra
de forma muy distinta a veces en el mismo párrafo
En lo referente a los signos de
puntuación y acentuación, así como la fragmentación de
los párrafos, no existe en el original, persiguiendo al
hacerlo una mas cómoda estructuración para de esta forma
facilitar su lectura.
Esta trascripción, se ha hecho a
través de la copia que existe en el Archivo de Simancas,
si bien, esta se encuentra debidamente legitimada,
costando en la misma un escrito que asegura su fidelidad
con el original.